Existe una historia acerca de
Buda, donde un hombre extremadamente soez, llegó a insultarlo. Buda sin
embargo, se sentó tranquilamente a escucharlo. No pronunció palabra, sonreía y
lo observaba mientras desataba su ira verbalmente.
Finalmente, y habiendo terminado,
este hombre le preguntó al Buda como fue que pudo estar tan tranquilo, calmado
y pretender que no le importaba después de todo lo que le había dicho, pues
estaba perplejo de tal reacción. A lo que el Buda respondió con una pregunta:
Cuando alguien te ofrece un
regalo, y no lo aceptas… ¿A Quién Le Pertenece?
Al que lo ofrece, por supuesto
-respondió.
Entonces, declino tu oferta, y
todas tus palabras, no han dejado de ser tuyas -dijo Buda.
No tenemos porqué aceptar lo que
se nos dice, y pensar que es cierto, sólo porque nos lo dicen. Igualmente
podríamos tratar mal a alguien sin razón, y hablar mal de las personas sin
saber. No tenemos una manera de saber realmente si es cierto o no, por lo que
en caso de que no queramos, simplemente podemos declinar lo que se nos ofrece.
Mentalmente, puedes dejar que las
personas conserven ese “regalo” que te pensaban dar, y con ello, su ira y
negativismo no te afectará. Por supuesto, esto requiere de mucha práctica, pero
existen técnicas mentales que pueden ayudar.
Normalmente suelo visualizar la
ira como una especie de energía que llega a mí, pero no logra entrar, y por el
contrario mentalmente rebota. Esto es un mensaje a mi mente inconsciente, que
le indica que la ira le pertenece por completo a la otra persona.
Esto hace que no me afecte en
absoluto lo que la otra persona me dice o hace desde el punto de vista
emocional. Y de hecho funciona! Normalmente no se pierde la tranquilidad a
menos que sea premeditado, considerando que las demás personas no nos podrán
afectar seriamente, partiendo del hecho de que no lograrán transmitir su mala
energía.
En ocasiones es mucho mejor
responder a la ira de otras personas con silencio, pero mentalmente sin aceptar
sus sentimientos negativos. Mentalmente también sé, que es muy probable que
dichas personas sufran una gran carencia de amor y felicidad en sus vidas, por
lo que actúan de la manera que lo hacen, y eso me pone en un lugar mucho más
deseable, como para dejarme contagiar.
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